Fin del monopolio de la ciudad

Captura de pantalla 2014-09-27 a las 20.33.00La ciudad es el centro original del talento. Tradicionalmente, los que manejaban los motores del capitalismo pensaron: «Vamos a reunir a un gran número de personas en una pequeña área geográfica en la que deben vivir en la parte superior de uno al otro en espacios reducidos, y vamos a ser capaces de encontrar un montón de mano de obra para nuestras fábricas.» ¡Gran idea, Sr. Moneybags!

Afortunadamente la densidad de población necesaria para las fábricas se vio beneficiada por la generación de un montón de cosas más. Tenemos bibliotecas, estadios, teatros, restaurantes y todas las demás maravillas de la civilización y la cultura modena. Pero también tenemos cubículos, pequeños departamentos y latas de sardinas que nos llevan de un lado a otro. Cambiamos la libertad y el esplendor de las tierras del campo y el aire fresco por la conveniencia y emoción.

Afortunadamente para nosotros, los avances de la tecnología, que hicieron posible el trabajo a distancia, han hecho también posible que la cultura y la vida remota sean mucho más deseables. Imagínate que un habitante citadino de la década de 1960 describiera un mundo en el que todo el mundo tiene acceso a todas las películas que se han hecho, todos los libros que se han publicado, cada álbum grabado y casi todos los partidos y eventos deportivos en vivo y en directo (con mayor calidad y mejores colores que en cualquier momento del pasado). Sin duda se habrían reído. Incluso en la década de 1980 se habrían reído, y mucho. Pero hoy estamos viviendo en ese mundo.

Sin embargo, hay una diferencia entre darlo por hecho y llegar a una conclusión lógica. Si ahora tenemos acceso ilimitado a la cultura y el entretenimiento desde cualquier lugar, ¿por qué todavía estamos dispuestos a vivir vinculados por el acuerdo original?, ¿ese departamento caro, la caja de sardinas motorizada y el cubículo realmente valen la pena todavía? Creemos que cada vez hay más personas para las que la respuesta es no.

Así que aquí está una predicción: el privilegio de lujo de los próximos veinte años será salir de la ciudad. No como su siervo atado con correa en un suburbio, sino a donde uno quiera.

Del libro “Remote: Office Not Required”, by Jason Fried and David Heinemeier Hansson

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